LA LINEA
Callejón de mujeres en venta
que recorren los hombres jadeando y en trance.
Diminutas puertas abiertas, luz encendida.
Ellas en mínimos trajes, ofrecen sus piernas.
Escape ilusorio de todas las realidades,
olor a creolina, charcos y moscas,
en este purgatorio se pagan pecados,
como el nacer mujeres y pobres.
Fue su calle mi campo de juegos
y sus muros mi refugio.
Fueron ellas las amigas que escucharon de mi boca
las historias de dolor que yo pensaba oir de ellas.
Los dolores son dolores, no importa quién los sienta.
ADOLESCENCIA
He querido documentar durante este proceso duro y impreciso, la adolescencia de mi hija y sus amigas.
Un periodo confuso y lleno de turbulencias, donde se puede pasar de una absoluta introspección y encierro a...

